El descubrimiento de América por Colón

Cuando Cristobal Colón llegó a América y se bajó del barco lo único que fue capaz de decir fue: —Que me meo, quillo. Que me meo. ¿Dónde está aquí el váter?— A lo que un habitante que andaba por ahí le contestó:

Undu gorongue guera.

Disculpe pero no entiendo lo que dice. Le contestó Colón.

Perdona, es que me has pillado con la boca llena de aceitunasQue mees por donde quieras. ¿No ve usted que todo esto es todavía campo?

Y ahí mismo empezó a mear. No llegó ni al árbol más cercano. Llevaba aguantando todo el final del trayecto.

Una cosita más, ¿me podría indicar por dónde queda la oficina de turismo?

De eso no tenemos todavía. Ponedla vosotros, coño. Venís a invadirnos y no aportáis absolutamente nada... Bueno, pero venga aquí que le hago un plano de la zona en esta trocito de playa.

Con esto ya les bastó a Cristobal Colón y sus compañeros de viaje para disfrutar de una larga estancia en las américas. Como buenos españoles, comenzaron a andar hasta que encontraron el primer bar. Por el camino preguntó Rodrígo de Triana:

-Tío, Cristobal, ¿tú te has peído?

-Ha sido uno de los Pinzones, SE-GU-RO. Si los conoceré yo...

Colón

Entraron al bar, y ahí empezó toda la historia a encajar. —¿Que desean los señores? — preguntó el camarero al verles entrar

¿Qué son las patatas esas que hay en la carta? Ponme una tapita y una cerveza.

Y así es como empezó todo el intercambio cultural. Lo de que mataron a los habitantes de allí y tal está todavía por demostrar. Alguna pelea que se fuera de las manos en alguno de los bares, puede que sí sea cierto, pero lo demás parece ser algo más bien producto de la exageración de los dos o tres andaluces que fueron en aquel viaje. ¿O acaso fueron muchos más?

Lo importante es que tras aquello hemos conseguido que muchos españoles sean felices haciendo lo que más les gusta: Estar en casa sin trabajar un día entre semana.