Las elecciones

Sí. He amañado las elecciones. La historia es como os lo voy a contar. Llegué por la mañana con 5 kilos de churros como está estipulado en el Art. 51/2004 de la Constitución española en la que dice que:

Todo español que ejerza algún rol en una mesa electoral debe aportar al menos 5 kilos de churros para todos los compañeros.

Entré por la puerta del colegio electoral. Mis compañeros me miraron y les dije: "Tranquilos, aquí traigo lo mío. No tirad el papel que aquí es donde tenemos que apuntar el conteo de votos al final".  Me dirigí a mi puesto para esperar los cafés y mientras tanto me puse a escribir palitos como loco por si acaso necesitaba usarlos al final del día.

siete

Cuando empezó a llegar la gente yo los miraba de arriba a abajo, y por las pintas, ya me imaginaba a quien votaría. Si veía que iba a votar a Unidos Podemos apuntaba un palito. Que veía que votaba al PP, también palito. Si notaba que era del PSOE, palito. Así hasta las 12 del mediodía en el que paré un poco para que no se notara tanto.

Después de comer, me dejaron 20 minutos solo mientras los policías, vocales y apoderados se echaban una siestecita y dije, "esta es la tuya. Ahora o nunca" y me volví loco con los palitos. Pin, pin, pin, pin, pin... Palito, palito, palito... No era persona poniendo palitos en el papel de estraza. Con el cachondeo ya hasta decía "Este por mi padre. Este por mi madre. Este por mi abuelo...".

Yo pensaba que esto iba en serio y que seguiría un control, Para nada es así. Creía que me escoltaría la policía, 2 motos de la Guardia Civil, 1 helicóptero de rescate, 4 equipos del tour de Francia y un par de escoltas de la Guardia Real de Su Majestad. Pero no. Así que me aproveché y anoté los 12 millones de votos que hay de diferencia entre las encuestas y los resultados reales. Y me presenté en el juzgado con las actas y el papel de estraza con manchas de aceite.

Quizás me pasé pero ahora hay palos para casi todo el mundo.